La tragedia que azotó a la ciudad de Viña del Mar hace tres meses, cuando incendios devastadores arrasaron más de 7 mil hogares, sigue dejando huellas. A pesar de las promesas y los esfuerzos gubernamentales, miles de familias se enfrentan ahora a la llegada del invierno sin un techo sólido sobre sus cabezas.
A pesar de que el Gobierno prometió soluciones rápidas para estas familias, la realidad es que muchas de ellas aún viven en carpas improvisadas o en viviendas de emergencia con graves deficiencias.
Los tejados que gotean durante las lluvias y familias enteras luchando por mantenerse secas se han vuelto comunes en las zonas afectadas. María Tapia, una líder comunitaria de Villa La Pradera, ubicada en el sector del campamento Manuel Bustos, describe la situación como desesperada, con muchos residentes utilizando sus propios recursos para intentar mejorar las condiciones de sus viviendas temporales.
“La cosa está bien fea, las casas de emergencia están muy mal hechas, se entra el agua por la puerta y está muy mala la reconstrucción. La gente ha tenido que poner plata de su bolsillo, de los bonos que les han dado, para poder arreglar las casas de emergencia para tener una mejor calidad de vida y que con las lluvias no se les entre toda el agua”, dijo la dirigenta vecinal en el medio La Tercera.
AUNQUE SE HA AVANZADO EN LA INSTALACIÓN DE VIVIENDAS DE EMERGENCIA: LOS PROBLEMAS PERSISTEN
Lorena Quilodrán dirigente vecinal de Esperanza Nueva, señaló al mismo medio antes mencionado que las casas son de mala calidad y que muchas tienen filtraciones de agua.
“Todas las viviendas son del mismo material y la misma calidad. El problema es que acá han sido mal armadas, pasándose el agua por las ventanas y las puertas, o se filtra por el piso (…) Tenemos adultos mayores que siguen vivienda bajo toldos. Yo le hice llegar esto al municipio con mucha angustia el día antes de las lluvias y la única respuesta que me dieron es que solo podían entregar las carpas de nailon”, dijo la dirigente.
Pero la falta de viviendas adecuadas no es el único problema. Los servicios básicos también son deficientes. Amanda Guerra, residente de Villa Independencia, denuncia que su vivienda de emergencia fue mal instalada, dejándola sin electricidad ni agua.
“Lo más irritante ha sido la instalación de la puerta del baño que quedó en la pared. Estoy sin baño, sin luz y sin agua. Yo no quería denunciar esto, pero ya me cansé de vivir en un lugar así. Me llaman desde Senapred para visitarme y ver mis problemas, pero cuando los espero no llegan nunca. De hecho, hoy no he podido salir de mi casa porque estoy esperando a un funcionario de Senapred, y nada”, contó Amanda Guerra.
Desde el gobierno se asegura que se están abordando estas situaciones, pero los afectados continúan esperando soluciones concretas.
A pesar de estos desafíos, la reconstrucción avanza. El gobierno está interviniendo en 17 sectores afectados, con planes para entregar nuevas viviendas en los próximos meses. Sin embargo, para muchas familias, el camino hacia la recuperación sigue siendo largo y difícil.
