Una investigación que proviene de los datos registrados en la Global Vaccine Data Network (GVDN) confirmó que las principales vacunas contra el Covid-19 provocaron un pequeño aumento en problemas crónicos de salud (neurológicos, sanguíneos y cardíacos) que afectan a una parte de la población.
La organización, la cual está compuesta por científicos de diversos países, con base en la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, buscó antecedentes del incremento de 13 condiciones médicas, entre 99 millones de personas vacunadas en 7 países europeos: Dinamarca, Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, España y Reino Unido. De esta forma, se identificaron “alertas de seguridad” específicas, que pudieron pasarse por alto a la hora de vacunar a grupos pequeños de la población. Así consignó el medio Bloomberg.
En este contexto, se determinó que – en un número reducido de personas- las vacunas de Pfizer, BioNTech y Moderna, mostraron un aumento en la posibilidad de desarrollar inflamaciones relacionadas con problemas cardíacos; mientras que la vacuna AstraZeneca exhibió un problema de padecer un mayor riesgo de sufrir coágulos en el cerebro.
Por otra parte, los investigadores observaron un aumento consiente de miocarditis, una inflamación del musculo cardíaco; tras la primera, segunda y tercera dosis de vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna.
Sin embargo, el mayor riesgo lo mostró la vacuna Moderna después de la segunda dosis, mientras que una primera y cuarta dosis de la misma se vinculó al desarrollo de pericarditis, una inflamación del tejido que recubre el corazón.
En esta línea, la AstraZeneca triplicó el riesgo de desarrollar trombosis del seno venenoso cerebral, donde aparece un tipo de coágulo en el cerebro, del cual se registraron 69 eventos, pero se esperaban 21.
De esta forma, se plantean dos interrogantes: Las vacunas pudieron haber salvado millones de vidas, pero al mismo tiempo hubo un grupo pequeño de personas cuya salud fue afectada negativamente.